“Esperanza,
fe, ilusión, felicidad, futuro, bondad.... palabras que hoy no
tienen razón de ser, ya no existen. Las previsiones se han cumplido.
Ahora, los augurios de años atrás se han hecho ya realidad. Hemos
sido todos ganadores de un catastrófico premio: Nuestro cielo, lleno
de sustancias nocivas, se ha convertido en un techo de nubes
contaminadas. Nuestro mar rebosa de materias tóxicas que lo han
dejado estéril de por vida. Nuestra tierra es un desierto donde no
puede vivir ningún ser. ¡Hemos triunfado!. Nuestra
“inteligente” labor ha dado su fruto. La nada es el resultado de
nuestro esfuerzo. Ahora, por fin, podemos sentirnos satisfechos del
deber cumplido. Ya nunca encontraremos todo aquello que había
existido antes. Hemos cambiado para siempre nuestro origen. Hemos
llegado a nuestro grado máximo de superación. Ya nunca podremos
volver a repetir nuestra hazaña. Ya no habrán más generaciones.
Sólo nos queda el recuerdo del pasado. Los colores ya no pintan el
presente, ahora sólo viven en nuestra memoria. No hay luz. Ha ganado
la oscuridad, la noche nos invade. Éste es el tiempo que nos ha
tocado vivir. Hemos conseguido ser los primeros en llegar a cerrar ésta barraca llamada tierra.”
No
os asustéis, lo que acabáis de leer no es más que un texto de una
fantasía apocalíptica sacado de contexto. Pero no deja de ser un
tanto preocupante que éste párrafo catastrófico pueda ser el
posible retrato de nuestro futuro. Día a día se van multiplicando
las necesidades energéticas de la humanidad, mientras que a la vez,
vamos agotando irremediablemente sus recursos. Las alternativas
reales que pueden dar solución al problema evidentemente no
contentan a los monopolios que controlan esas fuentes de energía y,
por lo tanto, éstos hacen todo lo posible para retrasar su
aplicación efectiva.
No
es menos cierto que todos, de una manera u otra, estamos involucrados
en la carrera loca hacia ese fin incierto, aunque claro, creo que hay
diferentes grados de responsabilidad. Todos debemos ser conscientes
del problema y tomar medidas al respecto, pero bien es cierto que no
ayuda mucho el leer noticias como la aparecida en “La Vanguardia” ayer sábado y de la que se hace eco el blog “Tot Barcelona” en
la que, en una entrevista a Felipe González, éste declara como lo
mas normal del mundo, que se retira del consejo de Gas Natural por
aburrimiento...
Perplejidad
y asco es lo que me provoca leer que alguien ha estado cobrando
126.500 euros al año por aconsejar a una de esas empresas. Mientras,
el resto, sufrimos sus consejos pagando una mayor factura cada mes.
La noticia duele más cuando se refiere a un personaje que, en cierta
ocasión, dijo ser de izquierdas y que, es "merecedor" también de una apetitosa paga vitalicia por haber sido nuestro presidente de
gobierno.
Os
acompaño mi oscuro pensamiento de hoy con una ilustración en blanco
y negro que alude al tema y que ha servido de apoyo a un cartel para
la presentación de la CIC de Cerdanyola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario