…“El
jefe más joven lanzó un terrible gruñido; pero quedó cortado a la mitad por el cosquilleo
de una tos que le ahogaba. Desangrándose y tosiendo, herido ya de muerte, se arrojó
contra el viejo y luchó con él mientras iba perdiendo la vida, mientras las
patas le flaqueaban
y se oscurecía la luz de sus empañados ojos, haciéndose cada vez más cortos sus
saltos y menor el alcance de los golpes que dirigía a su contrario. Y
durante toda esta escena, la loba continuaba sentada sobre sus patas
posteriores sonriendo.
Se sentía vagamente halagada por aquella batalla, porque ese era el modo de hacer
el amor en aquel mundo salvaje, la tragedia sexual en plena naturaleza, que en realidad
era solo tragedia para los que morían. Para los supervivientes significaba la
mera realización
de un hecho, de una hazaña.”
Éste
párrafo pertenece a la novela de Jack London “Colmillo blanco”. Describe el
momento en el que la madre de “Colmillo” contempla la lucha mortal entre sus
pretendientes. El superviviente será el elegido. El futuro padre de “Colmillo
blanco”.
Una
vez más, en la novela se evidencia la implacable ley de la supervivencia natural.
La ley del más fuerte y astuto. En la ilustración he intentado recrear ese
momento en el que “el tuerto” liquida a sus dos competidores mientras la loba
espera el desenlace de la pelea sentada sobre sus cuartos traseros.
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