Agazapados entre la nieve y la oscuridad de la noche unos cuantos ojos penetrantes acechan a los intrusos. Con curiosidad y recelo esas miradas penetran entre las sombras y luces proyectadas por el fuego. A la mañana siguiente Bill le dice a Henry que uno de los perros ha desaparecido… cada noche resurgen de la espesura del bosque docenas de ojos vigilantes…
Jack London describe tan bien estas escenas en su libro "Colmillo Blanco", que no me ha costado mucho imaginar esas frías noches en los bosques de Canadá… en la ilustración he intentado plasmar de forma fiel lo que vivía en mi imaginación con papel, lápices, pinceles y acuarelas.
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