Me gustan los olivos. Rugosos, torcidos, tortuosos, pero fuertes, recios y victoriosos en su lucha por tomar del cielo y la tierra su alimento. Nos regalan su fruto que es la esencia misma de ese esfuerzo por la vida. Éste dibujo es un esbozo hecho a lápiz en un momento de admiración total por su figura.
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