Pero sigamos, detrás de nuestras entrañas, si miramos de frente, veremos nuestro espinazo o columna vertebral. Dentro de ella, por su meollo, pasan constantemente órdenes de nuestro cerebro hacia el resto de partes de nuestro cuerpo. Es como si fuera nuestra autopista interna de largo recorrido, por donde circulan los impulsos nerviosos como bólidos sin miedo a ser multados por exceso de velocidad. En éste dibujo se ve una sección de esa supuesta autopista que es la médula espinal.
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