Si os gusta alguno de mis dibujos y lo queréis tener en un bonito cuadro o lienzo, supongo que ya sabéis que os podéis poner en contacto conmigo a través de éste blog o de mi página web, pero, a partir de ahora, también existe la posibilidad de tenerlo en pocos días en vuestra casa, gracias a "La tostadora".
Un regalo en éstas fechas siempre gusta. Aquí os pongo un ejemplo.
¿Quién es "caperucita roja"?. ¿Alguién no ha oído su historia?.
Todo aquél que la conoce, al recordarla, automáticamente compadece a la tierna niña y a su abuelita, y evidentemente, odia al feroz, cruel, traidor, falso y despiadado lobo que "enteritas" se las comió a ambas dos. Era un mal bicho ese lobo.
Ésta es una de esas historias que, antes de nuestra era digital, los mayores contaban a los pequeños de cada casa, al calor del hogar, en las largas, frías y oscuras noches de invierno, con el fin de que fueran tomando nota de la gran maldad que encierra todo lo oscuro y lo desconocido.
Hay muchas versiones escritas, las más conocidas son las de Charles Perrault y la de los hermanos Grimm, pero existen muchas "caperucitas" diferentes con otros finales.
En la versión que he querido ilustrar, se adivina un final no muy satisfactorio para el feroz lobo. El muy imprudente, ha topado con una caperucita ya experta en salvar situaciones difíciles. Sin saber cómo, se ha convertido en un perfecto y cálido abrigo de piel con el que ella podrá combatir el frío del invierno a la vez que presumir de nueva prenda a conjunto de su inseparable capa roja. Aunque... debería tener cuidado de donde la luce, pues alguien la podría denunciar a la sociedad protectora de animales.
De acuerdo con el plan de completar la serie de ilustraciones para el libro de Horacio Quiroga "Cuentos de la selva", hoy, le toca el turno a "el paso del Yabebiri". Muy recomendable su lectura.
