viernes, 26 de agosto de 2011

Gato jaspeado


En lo alto de los árboles de las espesas selvas de Sumatra, Borneo, y en lo que antaño -cuando la colonización francesa- se dio por llamar la Cochinchina, vive un extraño felino de larga cola que pocos han podido ver, pues es muy esquivo y celoso de su intimidad. Encaramado en las alturas y al acecho de sus diversas presas pasa el tiempo tan ricamente el gato jaspeado (Pardofelis marmorata). Esperemos que pueda disfrutar de su independencia largamente, aunque hoy por hoy el futuro de su hogar también parece afectado por la puñetera crisis global, así que, en cualquier momento podría acabar desahuciado y, como cualquier hijo de vecino, acusado por impago de alquiler, o de hipoteca, o por okupación ilegal de la jungla propiedad de cualquier compañía de explotación maderera. Como dice aquél: “De fuera vendrán y de casa te echarán”… total, que para hacer papel donde imprimir básicamente las habladurías de la prensa amarilla, al pobre gato jaspeado le queda poco más que la indignación de un futuro sin hogar. Me gustaría pensar que no soy cómplice de su amargo destino, aunque me temo que  indirectamente estoy contribuyendo a ello pretendiendo publicar mis dibujos en papel de alto gramaje. Ésta  ilustración en concreto, está hecha a la aguada con pincel y tinta china.


lunes, 15 de agosto de 2011

Frías noches


Agazapados entre la nieve y la oscuridad de la noche unos cuantos ojos penetrantes acechan a los intrusos. Con curiosidad y recelo esas miradas penetran entre las sombras y luces proyectadas por el fuego. A la mañana siguiente Bill le dice a Henry que uno de los perros ha desaparecido… cada noche resurgen de la espesura del bosque docenas de ojos vigilantes… 
Jack London describe tan bien estas escenas en su libro "Colmillo Blanco", que no me ha costado mucho imaginar esas frías noches en los bosques de Canadá… en la ilustración he intentado plasmar de forma fiel lo que vivía en mi imaginación con papel, lápices, pinceles y acuarelas.



martes, 9 de agosto de 2011

Batuta


No es una orquesta sinfónica ni tampoco de baile, es más bien de cámara, compuesta por instrumentos de cuerda y viento. Su director, de expresión huraña, hace que las notas broten de los instrumentos con la misma fluidez que el agua de un manantial.
A pesar de que ha perdido la batuta, él se resiste a tirar la toalla… pues a falta de batuta buena es longaniza. Los músicos de esa extraña orquesta siguen el compás con verdadera profesionalidad.
Es una ilustración hecha con tinta y acuarelas para un libro de texto de la editorial Octaedro.